En las mayor parte de las capitales de provincia de España existe una calle dedicada a Concepción Arenal. Pero casi nadie conoce quién fue realmente ella y su relación con el Trabajo Social en nuestro país.

Concepción Arenal fue un personaje discreto, modesto e inquieto. Contemporánea de las grandes figuras del Trabajo Social que ponen en pie la profesión, casi todas ellas de origen anglosajón. Se caracteriza por su estilo reformista, su preocupación por el entorno sociopolítico, su insistencia en la formación académica y su Trabajo Social sensibilizador.

Las raíces del pensamiento y obra de Arenal se hunden en las pioneras anglosajonas. Todas ellas compartieron el interés por el analizar e intervenir en la realidad penitenciaria.

250px-Concepcion_arenal

Nació en 1820 en El Ferrol. Su padre falleció en la cárcel por su oposición al absolutismo de Fernando VII, cuando ella tenía ocho años.  Es la primera mujer que entra en la Universidad (1842), aunque tuvo que hacerlo como oyente disfrazada de hombre, cursando derecho, como su compañero Fernando García Carrasco con quién se casó. Su entrada a la universidad se produjo tras la muerte de su madre, quien se oponía a que continuase sus estudios más allá de los primarios, y buscaba simplemente que sus hijas se casaran. Realmente ella no cursó la carrera ya que en aquel momento a las mujeres no se les permitía acceder a la universidad ni licenciarse. Sí le sirvió para adquirir conocimientos de cuestiones judiciales y penales, por las cuales llegó a destacar.

Concepción escribió algunas obras literarias durante su matrimonio. También escribió en el periódico liberal “La Iberia”, donde tambien trabajó su marido. Tras la muerte de este en 1857 fue despedida. Se sabe que vivió en Asturias. Allí conoció y se interesó por la obra de las Conferencias de San Vicente de Paúl, que se dedicaban a visitar a pobres y enfermos. Tras su experiencia de colaboración con este colectivo escribió una obra denominada “El visitador del pobre” (1860). Esta obra fue traducida a varios idiomas. Para escribirlo, se basó en su observación de la poca preparación que tenían las mujeres que atendían a los pobres y enfermos y con ella intentó enseñarles a tratarlos con delicadeza y amor.

En 1861 escribe “La Beneficencia, La Filantropía y la Caridad”, obra premiada por la Real Academia de las Ciencias Morales y Políticas. Aunque el texto trata sobre la beneficencia y la legislación en España desde los romanos hasta el siglo XIX, su aportación pionera se centra en la importancia que concede a la educación del cuerpo social, la liberación de culpas morales de los pobres y la descripción de los diferentes medios y disposiciones para salir de la pobreza.

Su preocupación por los presos y las reformas penitenciarias, le valieron el nombramiento de Visitadora de prisiones de mujeres (1864) por parte del ministro de Gobernación, honor que aprovecha para implicar a las señoras coruñesas en la enseñanza a las presas al tiempo que realiza 400 entrevistas cualitativas a las mismas, proporcionando un estudio muy completo de ellas y su entorno delictivo. En “Cartas a los delincuentes” hace una excelente exposición de la psicología humana en situación de pérdida de libertad. Crítica con la administración, censura en 1869 las leyes que permitían la construcción de la cárcel Modelo de Madrid sin distinguir lo correccional de lo preventivo.

Concepción abogaba por la reforma del Código Penal, apostando por un trato reeducador del preso para su posterior reinserción social. Consideraba que el preso tenía que ser tratado con dignidad y apostaba por el trabajo penitenciario remunerado. Estaba en contra de la pena de muerte. Luchó porque la mujer tuviera el mismo trato que el hombre en las prisiones. La cesaron en el cargo de Visitadora de prisiones en 1865, tras escibir su obra “Cartas a los delincuentes”, que resulto muy polémica.

Escribirá artículos sobre beneficencia y prisiones, abordando el tema penal, los correccionales y la justicia internacional, convirtiéndose en una pensadora de enorme influencia en Europa.

6530

Precursora del movimiento feminista en España, publicó en 1868 “La mujer del porvenir”, obra en la que manifestó las contradicciones en la consideración de la mujer. Años después en su libro “La mujer de su casa”, analizó los problemas a los que tenía que hacer frente la mujer española para ser tratada con dignidad.

Nunca fue ajena a las situaciones políticas del país. Durante la Tercera Guerra Carlista organizó la sociedad de la Cruz Roja, interviniendo en los servicios sanitarios. Tomó la iniciativa de La Constructura Benéfica de viviendas para obreros que les posibilitaba, a la larga, a hacerse propietarios de ellas. También luchó contra los prejuicios por la supuesta inferioridad física e incapacidad intelectual de las mujeres y denunció que se les vetara el acceso al trabajo y a la educación.

En 1870 cofundó y dirigió el periódico “La voz de la caridad”, donde se denunciaban los abusos e inmoralidades producidos en los hospicios y cárceles de la época. En 1871 crea la Asociación para la Enseñanza de la Mujer y la Escuela de Institutrices.

Murió en Febrero de 1893.