Ana, una mujer en la cincuentena, bajó al mercado del barrio para hacer la compra de la semana. Estaba esperando su turno en la carnecería cuando se acercó una amiga del barrio. Lo típico en estos casos, se empieza la conversación interesándose por la salud, las familias…
– ¿Cómo está tu suegra?
Tenía Ana a su suegra viviendo a cien metros de su casa. Era una mujer de “ochenta y bastantes” años.
– Bien, para la edad que tiene aún se apaña bastante bien en su casa. Le va una mujer un par de horas dos días a la semana, ya sabes, de estas del ayuntamiento.
– Ahhhh!!! Bah, esas mujeres no hacen nada…
Al escuchar esto, Ana se quedó bastante contrariada y no contestó. Al llegar a casa llamó a su suegra por saber qué tal se encontraba.
– Hoy ha venido de visita la jefa de la chica que me viene a ayudar en la casa- dijo la mujer.- Muy maja, oye, me ha preguntado de todo.
Era María una mujer que vivía en un piso alquilado. Sus recursos económicos eran escasos y solía necesitar ayuda, bien económica, bien ropa o comida. El único ingreso que entraba en su familia era una Renta Mínima de Inserción. Era además muy voluntariosa, y ya que no encontraba trabajo, daba parte de su tiempo ayudando en una asociación donde le daban algo de comida.
Un día, hablando de sus problemas, otra de las voluntarias le preguntó:
– ¿Has acudido alguna vez a Cáritas a pedir ayuda?
– Hace tiempo… pero tampoco me dio la impresión de que fueran muy competentes. Al fin y al cabo, son todo voluntarios.
– No son solamente voluntarios. Los de las parroquias son voluntarios, pero hay una sede central donde hay gente contratada.
Después de esa respuesta, María se quedó con una expresión entre asombrada e incrédula.
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Moraleja
Estas historias que acabáis de leer, aunque con personajes imaginarios, son reales. Lo que pretendo con ellas es mostrar una mínima parte de lo que es el desconocimiento de todo lo relacionado con el ámbito de la atención social, las organizaciones y los recursos sociales.
Veamos la primera historia. La mujer que va a echar una mano a la señora mayor es una auxiliar de ayuda a domicilio. La “jefa” de esta auxiliar es una trabajadora social. El servicio de ayuda a domicilio se proporciona desde los servicios sociales municipales (ayuntamiento, para entendernos). Es curioso, que este es uno de los recursos más usados y aún así me llama la atención la cantidad de gente que sigue sin llamar a las cosas por su nombre. Cuando vamos a los hospitales y vemos gente con batas blancas y verdes, sabemos que son médicos y enfermeras. ¿Tan difícil es saber cómo se denominan los profesionales de atención e intervención social?
Con respecto a la segunda historia, resalto la antigüedad de una organización como Cáritas y lo poco que se sabe de ella. En la mayoría de las parroquias hay un equipo de Cáritas. Estos equipos están formados por voluntarios. Lo que mucha gente quizás no sabe es que cada arciprestazgo (conjunto de parroquias, para entendernos) tiene un técnico, que es un trabajador social, con contrato y salario. Aparte de los casos que se atienden, esa ayuda más directa, en Cáritas se hacen estudios sociales y muchas más cosas que me dejo en el tintero.
Ahora es el momento de vuestras aportaciones, opiniones, experiencias al respecto. Sabéis que en la red aprendemos unos de otros.
Gracias por haber llegado hasta aquí.
Carolina, tengo en mi mochila muchas anécdotas como las que planteas, donde se refleja la invisibilidad, el desconocimiento y el desprestigio de los servicios sociales. Las explicaciones a todo esto son muchas, no es lugar aquí para comentarlas, pero creo que nos falta un largo camino y tenemos que cambiar muchas cosas en este país para que los servicios sociales ocupen el lugar que la función social que deben realizar merece. Saludos, compañera.
Hola Carolina!
MUchas personas tienen absoluta ignorancia sobre vuestro campo. Esto es debido, a que nunca se suele dar una información adecuada sobre vuestra profesión y de allí a que digan que todos son voluntarios. Hay varios factores que determinan la ignorancia en este campo: la falta de información y las ganas de culturizarse, que por culpa de ello pasan este tipo de cosas.
Solo espero que algún día no muy lejano se valoralice todos los trabajos, incluido el vuestro que aportáis cosas muy grandes en la sociedad :).
Un besote!
Querida Carolina,
Todavía queda mucho camino por recorrer, sí; por eso me parece tan importante lo que estás haciendo en esta bitácora.
Conozco un poco el gran trabajo que se realiza en los servicios sociales de los ayuntamientos, el esfuerzo de las personas que allí trabajan y los problemas y limitaciones con los que se encuentran cada día.
No me gusta ser la nota discordante en esto que parece tan angelical. Por suerte o desgracia, estuve trabajando (con contrato) en ayuda a domicilio durante unos meses. Como supongo que os imagináis la mafia de contratas y subcontratas a que da lugar este sector, no entraré en detalles por cortesía a Carolina…
Gracias por participar, Pedro. Como bien dices, ya no solo es lo que se desconoce sino que también nos ponen a caldo. Me gustaría poder ver que algún día la gente tiene hacia los Servicios Sociales la misma consideración que hacia la Educación, Sanidad y Pensiones. Saludos 🙂
Hola Jony,
por no extenderme mucho, te comento que hace un par de meses detecté una oferta de empleo fraudulenta, donde una asociación quería un profesional. Las condiciones consistían en que el periodo de prueba era “voluntario”. O sea, que cuando pase el periodo de prueba si les gustas bien, te contratan, y si no, has estado trabajando para ellos sin recibir un duro. Como era un trabajo para Zaragoza lo comuniqué a la inspección de trabajo. Me dieron las gracias, no sé si hicieron algo o no. Llevaba un cabreo encima descomunal, porque no es la única oferta que veo así y para colmo una vez ya intentaron tomarme el pelo con algo por el estilo.
A ver si, como dices, llega un día que se valoran todas las profesiones, porque este país valora muy pocas profesiones, se necesita abrir mucho la mente.
Muchas gracias por participar.
Besos 🙂
Gracias Bolboreta, me alegro de que conozcas algo de este mundillo. Sí que se está haciendo un gran esfuerzo, sobre todo ahora que es muy complicado trabajar debido a los recortes, y además es que la ley no te la puedes saltar.
Aparte del trabajo diario, hay además trabajadores sociales que fuera de sus horas de trabajo luchan y denuncian.
Un abrazo 🙂
Bueno Jerby, no es angelical, que todo tiene sus más y sus menos. De todos modos, hace poco una trabajadora social publicó una entrada que me ha recordado a lo que comentas, si realmente tiene que ver o no, pues no sé. Te la dejo por si le quieres echar un vistazo
http://www.belennavarro.es/2014/06/maria-y-las-multinacionales-en.html#comment-form
Muchas gracias por comentar 🙂
Es un tema más que complicado. Al final todo se resume a un hecho objetivo, uno conoce lo que usa, lo que ve, lo que vivencia y lo que necesita. Los Servicios Sociales se dirigen a un sector de la población que esta excluido, por lo que las redes personales no suelen llegar a todas las capas de la población. Aunque soy el primero que los defiende y que cree que es una de las vías que tiene la sociedad para alcanzar al igualdad de oportunidades real. Como los conozco, en el trabajo de campo están mal planteados, responden a intereses políticos de personas con chófer y despacho que no tienen ni idea de lo que es la intervención social, la pobreza o la exclusión. Solo hay que ver lo que opina en los medios, el concejal responsable de los mismos en nuestra ciudad. En cambio todos vamos al medico y todos hemos pasado por el sistema educativo, incluso tenemos algún familiar que cobra una pensión pública, por eso son más conocidos y valorados. También te diré que conozco más de uno, dos y veinte Trabajadores Sociales que no tienen ni idea de que son los Servicios Sociales, que las políticas sociales les parecen un rollo y que trabajan de ello. Incongruente, pero cierto.
Respecto al otro tema, creo que hay un fallo de base, el tener o no un contrato laboral, no te hace mejor o peor profesional a la hora de desarrollar tu labor. Utilizando el ejemplo de Cáritas, como ando por allí dando mal desde hace mucho tiempo, diré que he conocido voluntarios que hacían su labor mucho mejor que técnicos contratados y por supuesto al revés. Hay personas con formación en trabajo social, psicología, etc… que son voluntarios y que ponen su formación experiencia y conocimientos al servicio de la tarea voluntaria que realizan. Por ello no depende de una vinculación laboral, ni el ser voluntario quiere decir que cualquiera pueda hacer de todo. Cualquiera puede ensobrar cartas, pero no cualquiera puede estar en la intervención directa con las persona sen exclusión, para ello se exige una formación previa. Aunque también reconozco que la realidad no es tan perfecta o que hay veces que muchas personas responsables son laxas porque prefieren cantidad a calidad. Aunque no de cerca, pero también conozco otras ONG´s en las que pasa lo mismo (Cruz Roja, Oxfam Intermon, etc…).
Hola Diego,
al hilo de lo que comentas, a mí me parece que todo lo que sea social se asocia con minoría. Gente excluida, discapacitados, dependientes… la realidad es que ninguno de nosotros nos libramos de poder estar un día dentro de alguno de esos colectivos, o bien relacionados estrechamente con ellos. Pero, mientras se vive bien, no interesa. Realmente la gente empieza a informarse, enterarse de temas de servicios sociales, atención social y demás, cuando le han visto las orejas al lobo.
Coincido contigo en que no es mejor profesional el que tiene un contrato laboral. Hay voluntarios que tienen una muy buena formación, y estas son personas a veces sin empleo remunerado, otras veces con empleo y que además hacen cosas voluntariamente. Lo “mejor” del asunto es que las asociaciones no suelen valorar la experiencia como voluntarios, o es remunerada o se la pasan por debajo del arco de triunfo. Lo cuál denota una falta de valores en las ONG bastante apabullante.
Gracias por comentar 🙂