Aunque siempre se dice que la práctica es más útil que la teoría, hay algunos conceptos que conviene tener grabados. En este post expongo cuatro conceptos básicos para todos los trabajadores sociales: Caridad, Beneficencia, Asistencia Social y Servicios Sociales.
Como no podía ser de otra manera, habrá ejemplos ilustrativos. Igualmente, en este post me dirijo también a personas ajenas al Trabajo Social, precisamente porque los trabajadores sociales trabajan para toda la ciudadanía y es imprescindible conocer su labor.
Caridad
La caridad es un acto llevado a cabo voluntariamente, generalmente a título personal, con el fin de aliviar las necesidades básicas de otras personas. La definición de caridad, además, lleva implícita una connotación religiosa.
La caridad es la manera más antigua de ayudar a quien lo necesita. Ya hace siglos que las distintas iglesias cristianas realizan acciones caritativas. Una modalidad del ejercicio caritativo bien conocida es la limosna.
Hoy en día, como todos sabemos, la caridad sigue existiendo. Pero para algo hemos avanzado y desde el Trabajo Social sabemos que nuestro trabajo no va por aquí. El Trabajo Social va a la raíz de los problemas y con una acción caritativa esto no se consigue.
Vemos que hay mucha gente pidiendo dinero en la calle. Algunas personas les dan dinero. Con ese dinero, durante ese día, pueden comprarse algo para comer. Pero el Trabajo Social va más allá.
El trabajador social se pregunta: ¿Cuáles son los problemas y necesidades de estas personas y qué se puede hacer para que salga de esa situación?
Una persona que pide en la calle puede tener los siguientes problemas, como mínimo:
- Falta de ingresos
- Falta de vivienda
- Ausencia de familia y otras redes sociales que le sostengan ante su situación
Estos son los problemas que se consideran en Trabajo Social y sobre los que hay que trabajar para que esa persona deje de pedir en la calle. Otra cosa es que se sepa hacer y se consiga, pero esto ya es otro asunto mucho más complejo.
Beneficencia
Este concepto forma parte de la historia. Sabemos que ahora hay distintas prestaciones para personas con pocos ingresos y sin ingresos, pero hace siglos esto no ocurría. El que no tenía nada solo podía mendigar, pedir ayuda a su familia o a la parroquia. Pero las administraciones públicas se desentendían de esto.
Poco a poco, las administraciones públicas fueron empezando a hacerse cargo de las necesidades de los más pobres. Así comenzó la Beneficencia pública. La Beneficencia pública fue financiada con fondos públicos y se trataba de prestaciones graciables en favor de los indigentes.
Mirando el caso de España, la beneficencia pública “más notable” funcionó en los ayuntamientos durante el siglo XIX, regidos por la clase burguesa. Evidentemente no existía la sanidad pública, pero sí que había algunos médicos de la beneficencia municipal que pasaban visita sin cobrar al paciente.
Estas prestaciones que otrogaba la beneficencia pública no comportaban derechos. Los derechos sociales en aquella época no estaba ni mucho menos en el lugar actual.
Asistencia Social
La Asistencia Social se centra en la necesidad y se fundamenta en la justicia. Si la Administración Pública ya actuaba de alguna manera con la práctica de la Beneficencia, la Asistencia Social es un paso más allá.
Ahora las prestaciones se crean otorgando cierto presupuesto a las mismas. Son individualizadas y cubren las necesidades básicas de las personas sin recursos.
Servicios Sociales
Los Servicios Sociales se definen como servicios públicos. Son prestaciones técnicas ofertadas colectivamente.
Espero se vea la diferencia entre Asistencia Social y Servicios Sociales. Al igual que Educación, Sanidad y Seguridad Social, los Servicios Sociales también son un instrumento de la política social. No ocurría así con la Asistencia Social.
Por dar un ejemplo real, la Asistencia Social en España se dio durante la dictadura de Franco. En ese momento España no era todavía un Estado de Bienestar ni existía el Sistema Público de Servicios Sociales.
También de esta manera se ve la diferencia entre asistente social y trabajador social. Mucha gente no entiende por qué nos molesta que se nos llame asistentes. Tampoco a los enfermeros les gusta que actualmente se les llame ATS y creo que se entiende por qué. Pues algo parecido pasa con los trabajadores sociales.
Para empezar, los estudios de asistente social no eran universitarios. Una vez se incorporaron a la universidad, en los primeros años 80 (aproximadamente), se denominó a la carrera Diplomatura en Trabajo Social. Actualmente ya no existe nada que oficialmente se llame Asistencia Social.
Además, el trabajador social es el profesional de referencia del Sistema Público de Servicios Sociales. Si vamos a ver cualquier ley de servicios sociales, todas hablan de trabajadores sociales, no de asistentes sociales. Con toda esta explicación se puede ver que la figura y funciones del asistente social son propias de otra época.
Por lo que me voy encontrando, parece que el Trabajo Social se va conociendo cada vez más. Gracias a todos los que contribuís a ello.
Fuente (no copia): Alemán, C. (2010). Fundamentos de Servicios Sociales. Madrid: Tirant lo Blanch.
Lo importante no es cambiar las palabras, sino los hechos.
Y los hechos sin una dotación presupuestaria, no son hechos ni nada.
Yo creo que la caridad no es algo negativo, la caridad es la entrega incondicional al otro cómo forma de expresión del Amor a Dios. En su concepto, nada tiene que ver con la limosna o la beneficencia. Es una motivación cristiana para actuar y para ayudar al otro, en ningún lado dice que se trate de dar dinero, ni de que deba se ser individual, la historia nos dice que las primeras organziaciones en luchar por el reconocimiento de los derechos de la ciudadanía han sido cristianas: las organizaciones obreras, Cáritas… la limosna y la caridad nada tienen que ver, a excepción de que ambas son ejercidas por una persona que se considera cristiana.
La única diferencia estre un asistente social y un trabajador social, es la primera palabra, ya que todos los asistentes sociales en los ochenta, fueron cambiados a trabajadores sociales, pero no se exigió ningún curso de reciclaje o cualquier otra acción en la que realmente se estableciera una diferencia entre haber sido formado con un plan de estudios o con el nuevo de la universidad. Respecto a este tema, si que me molesta, pero no por mí (a fin de cuentas lo importante es lo que haces, no como te llaman), sino por qué yo no quiero asistir a nadie, eso es poner un parche a una situación concreta. Yo lo quiero acompañar a las personas en su proceso vital, para que con sus propios recursos y capacidades cambien su realidad y puedan salir del circulo de la pobreza y la exclusión social.
Al final los Servicios Sociales tal y cómo están diseñados en la actualidad, no se han alejado tanto en la práctica de la Asistencia Social, sí en la teoría, ya que el considerarlos un servicio público universal, conlleva la posibilidad para toda la ciudadanía de hacer uso de ellos cuando los necesiten. Pero al final se siguen centrando en la necesidad y se siguen fundamentando en la justicia. Algún ejemplo de que esto no es así siempre, se puede encontar en alguno de los Servicios Sociales Especializados.
Buenos días Diego, muy interesante tu reflexión completa muy bien lo que ha expuesto Carolina en su post. Las diferencias entre caridad y trabajo social creo que son dos basicamente. La caridad se hace desde una motivación religiosa de entrega a Dios y también como forma de expiar pecados o alcanzar la salvación, mientras que el trabajo social se hace desde la motivación de justicia social y dignidad de las personas por el siempre hecho de serlo. La otra característica fundamental es que la caridad es graciable, se da por que se quiere y se puede dejar de dar por cualquier razón sin ninguna consecuencia legal mientras que el trabajo de servicios sociales se fundamenta en derechos que tenemos a diversos servicios, y que si se nos son negados podemos reclamar. En Cáritas se puede llegar a dar ayudas económicas más bien por una situación de pena que por un exhaustivo estudio de necesidades. Por otro lado efectivamente desde una motivación caritativa se puede prestar un servicio social muy decente, al igual que en servicios sociales a veces la ayuda prestada puede no ser lo efectiva que debiera ser. A mi no me parece mal que existan servicios desde la caridad porque atienden una necesidad, pero si es verdad que algunos de ellos no van más allá de las necesidades de promoción personal. La pena es que administración pública delegue en el tercer sector obligaciones que tienen que ser asumidas como propias. En conclusión desde la caridad existen interesantes obras sociales, pero también muchas de ayuda puntual que no van a la raíz del problema. La filosofía del ayuda al prójimo tiene sus pros y contras y hay entidades que sabrán gestionarla al igual que otras que no. Saludos
Hola Javier, tienes razón en tú análisis.
Creo que eso nos lleva al centro de la cuestión y en mi opinión es que al final depende de la persona que está actuando y no tanto de la institución pública o privada. Ni siquiera de si su motivación es la fe, la filantropia, la solidaridad o es simplimente laboral. La acción y la intervención siempre depende de cómo el Trabajador Social ponga al servicio de la persona y su proceso, aquellos medios de que dispone en la institución desde la que actúa. Para mí esa es la clave.
Lo que quería era desvincular la caridad de la limosna, que son dos cosas distintas que todos, incluso la porpia Iglesia, tendemos a usar cómo sinonimos. Pero aunque apuesto por un sistema público, universal que vaya a las causas del problema y no sólo a las consecuencias cómo hace el actual, creo que la labor qué realizan las entidades sin ánimo de lucro en algunos casos son más de servicio público que las propias de la Administración. También hay casos de todo lo contrario. Eso nos lleva a otro debate interesante que sería por qué los Trabajadores Sociales permitimos que esto sea así e incluso colaboramos para que continúe siendo así…
Un abrazo.
Tienes razón, #Jerby, pero bueno, haya más o menos presupuesto, el planteamiento inicial tiene que ser el adecuado.
Gracias por participar 🙂
Hola Diego y Javier,
si se lee lo que he escrito, no he puesto que caridad y limosna sean sinónimos, sino que un ejemplo del ejercicio de la caridad es la limosna. Y esto no me lo invento yo, es algo que está en el texto fuente.
La definición de caridad que aportas, Diego, es así. Lo que ocurre es que cuando se habla de caridad, no suele ser eso lo que la gente se imagina, y ya sabemos todos que el diccionario se mira muy poco. Además, con todo lo que la caridad tiene connotaciones religiosas, a saber lo que se entiende o se quiere entender por parte de los autores que escriben publicaciones académicas sobre sociología y trabajo social. A veces parece, igual me equivoco, que lo religioso no está de moda y se quiere apartar como sea. O bien que se toma muy a pecho el que el trabajo social no tiene que estar ligado a ninguna ideología o creencia. En su día, los estudios de asistente social incluían religión católica y ahora, “vade retro”.
Gracias a los dos 🙂