Llegó la hora de elegir la carrera universitaria. Tú lo tienes claro. Quieres estudiar el Grado en Lengua y Literatura Española.
Da igual que sea este grado, o filosofía, o biblioteconomía, o cualquiera de las muchas carreras de humanidades (incluso de ciencias sociales) que existen en las universidades.
Al elegir una de esas carreras lo primero que haces es ponerte el traje de mosquetero para protegerte de lo que te digan. O también puedes embadurnarte de aceite para que te resbalen los comentarios. Ya sabes lo que todo el mundo te va a decir.
No tiene salida.
Las carreras de letras no valen para nada.
Si cuando acabes estás en paro, no llores. Ya sabías dónde te metías.
No vas a encontrar trabajo.
Esa carrera es para los tontos.
Si quieres trabajar, estudia ingeniería.
Si analizamos de dónde vienen estas expresiones y quién las dice, veremos que suelen ser personas con unas características determinadas.
Yo les preguntaría respondería lo siguiente: ¿quién eres tú para decir que una carrera u otra no sirve? Y ahí pillarías a muchos. Porque una de las características que tienen en común muchas de las personas que desprecian algunas carreras es que hablan por hablar. No conocen ninguna carrera porque sencillamente no la han estudiado.
Otra característica que cumplen algunos de estos personajes despreciativos es haber estudiado carreras de ciencias. Aquí es importante tener en cuenta que España es un país tan sumamente retrógrado que solo se valoran las ingenierías y poco más.
Salidas profesionales de licenciados en humanidades
Se valora a los ingenieros porque parece que sin progreso tecnológico rápido nos vamos a morir. Estaría de acuerdo con esto si ese progreso siempre se utilizase para que todas las personas tuviéramos una vida mejor. Pero no siempre es así. No siempre se mira a quien más necesita este progreso sino lo que da dinero y poder. Más voy a decir. Si dices que vas a estudiar ingeniería todo el mundo te aplaude. Pero como sea físicas, químicas, matemáticas… no está tan valorado.
Otra cosa que ni entiendo ni nunca entenderé es por qué las empresas rechazan automáticamente a los titulados en humanidades y algunas ciencias sociales. Otra práctica que muestra una vez más el atraso de la mentalidad empresarial hispana. En esto tenemos el ejemplo del Trabajo Social. Podríamos estar en departamentos de Recursos Humanos pero pasan de nosotros.
¿Por qué hablo ahora de esto?
Todo surgió porque una lectora me dejó el siguiente comentario en este post:
“quisiera saber por qué nadie ha hecho conocer lo importante que es trabajo social y por qué la sociedad no la valora como deberia ya que no estoy de acuerdo en la forma de como ven a uno cuando estudia algo de humanidades ademas que nos consideran menos que un técnico,que un peluquero,que un albañil inclusive alguien me podria decir por qué para la sociedad nosotros los de humanidades no somos nada importante solo somos la nada“.
¿Cómo se te queda el cuerpo? Cuando sale un tema así no hace falta que me piquen mucho. Las humanidades no se valoran. Este asunto ha salido infinidad de veces en conversaciones con titulados en Trabajo Social de España y América Latina. No hay trabajo para licenciados en humanidades, vaya, ni que fuéramos criminales.
Vamos a pasar a la chicha del post porque van a participar algunos profesionales que saben muy bien de lo que hablan porque han estudiado estas carreras que mencionamos.
¿Qué nos aportan las humanidades y la sociedad no quiere apreciar?
Licenciada en Ciencias Políticas
Asistente personal del director general de una multinacional
Más allá de calentar la silla en el parlamento, uno puede ser inspector de hacienda, inspector de trabajo, de la seguridad social, mediador social, diplomático o trabajar en organismos internacionales, como la ONU o la UE. En la empresa privada puedes ser técnico de RRHH (sí, ese que te contrata o te despide).
El nombre de “ciencias” no es un adorno, se estudia estadística. ¿Sorprendido? Pues sí, es que hacemos estudios sociológicos, algo muy útil para las campañas de publicidad, de marketing o de opinión pública (esto último nos convierte en asesores para partidos políticos o en periodistas políticos).
¿Tu empresa exporta al extranjero? Los politólogos también podemos hacer análisis económicos internacionales y de riesgo político para asesorarte en la internacionalización de tu empresa.
He vivido en Alemania y allí no te desprecian por haber estudiado una carrera de letras. Quizás porque allí la mayoría solo estudia el equivalente a nuestra formación profesional y lo extraño es que la gente coleccione títulos universitarios o MBAs como ocurre en España.
Doctor en Humanidades por la Universidad Pompeu Fabra
Nuestro sistema de creencias tiene uno de sus mayores pilares en el sempiterno reinado del método científico como vía regia del conocimiento. Esto se suma a una lógica de la producción que tiene en el dinero su único baremo. No es de extrañar que no podamos pensar más allá de categorías como la servidumbre, la utilidad, la materialidad de los bienes y la efectividad. Es por eso que en este contexto la defensa del valor de las humanidades es una pérdida de tiempo.
El sistema de creencias está programado para leer las cosas en otro sentido, uno donde las humanidades no tienen un lugar bien valorado. Hace falta, por lo tanto, una revisión crítica y profunda de nuestras creencias que nos permita ver con mayor claridad fuera del frasco. Es urgente una perspectiva fresca que responda de mejor manera a los retos del presente y del futuro.
Para poder valorar mejor las humanidades hemos de estar dispuestos a poner en duda el andamiaje completo que da sentido a nuestro tiempo. Es por eso que este tipo de disciplinas cobra fuerza en épocas de crisis: nuestros supuestos son más visibles cuando las cosas no van bien, cuando hay un aroma de cambio y la inestabilidad se apodera de nuestras vidas.
Las grandes figuras del pensamiento lo son precisamente por marcar una época, porque sus ideas permiten ver con claridad en retrospectiva y abren un sendero hacia el futuro.
En 1801 Hegel decía lo siguiente: «Cuando la fuerza de la unificación desaparece de la vida de los hombres, cuando las oposiciones han perdido su relación y su interacción activas y han adquirido la autonomía, aparece entonces la necesidad de la filosofía».
Las humanidades recuperan su lugar de privilegio cuando la humanidad misma busca desesperadamente un sentido, cuando no comprende ya su propio valor y emprende la ardua tarea de recuperarlo. De aquí que sea mucho más pertinente dedicarse a dar con el signo de nuestro propio tiempo, esforzarse por pensar el presente a fin de garantizar un futuro o, de manera mucho más modesta, para habitar de mejor manera el ahora.
La tarea de las humanidades es urgente y emergente. Nuestro compromiso no es con el reconocimiento, la riqueza o los aplausos, sino con algo mucho más humilde: eso a lo que todavía podemos llamar lo humano. Quien es capaz de reconocer la importancia de esta dimensión reconoce implícitamente la tarea de las humanidades. Aunque su esquema de creencias no le permita verlo con claridad.
Por lo demás nos queda un ejercicio de suma importancia para las humanidades: la virtud de la paciencia, la tolerancia y el esfuerzo por la comprensión de la diferencia.
Periodista
Copywriter web, Email marketing y redacción
En tiempos de vacas gordas los políticos tiraron la casa por la ventana con todo tipo de infraestructuras millonarias. Somos el país de Europa con más líneas de alta velocidad de tren, más aeropuertos, más autopistas.
Metros urbanos, palacios de congresos, exposiciones….
Ahora descubrimos que muchas de esas obras caprichosas no eran necesarias. Lo peor, muchas de esas obras, quizás la mayoría, reportaron comisiones ilegales a los políticos y financiaron a los partidos.
Nos robaron. Nos engañaron.
La consecuencia ha sido una grave crisis económica que se ha llevado por delante a muchas familias. Regiones pudientes como Valencia o Cataluña han acabado en bancarrota.
Tras esta conmoción se podían esperar grandes cambios. Pero todo sigue igual, nos gobiernan los mismos. La población votó a los responsables.
En los países avanzados del resto de Europa sería imposible.
Los medios de comunicación críticos e independientes han creado la vacuna contra la corrupción formando una población concienciada.
Su proyección social ha contribuido a reforzar sociedades más equilibradas.
En España la autocrítica es una virtud escasa.
¿Por qué te cuento todo esto? Porque las humanidades son fundamentales para una sociedad culta, dinámica y justa.
No somos números, somos seres humanos.
Hoy en día cuando la tecnología parece que lo domina todo, el fundador de Apple, Steve Jobs, se proyecta como un dios. Pero probablemente dentro de 50 años nadie lo conocerá.
Y sin embargo, las enseñanzas de los grandes pensadores como Platón siguen vigentes miles de años después. ¡Miles de años después!
En este tiempo donde todo parece condicionarse a la economía y se cuantifica todo, lo esencial del alma humana sigue quedando al margen. ¿Cómo se mide la felicidad, el compromiso, el esfuerzo, la solidaridad, el cariño…..
….los valores que nos han hecho grandes y que nos permitieron sobrevivir como especie?
La ciencia es necesaria, ahora y siempre. Pero ahora parece que vivimos bajo la dictadura de la tecnología y de la economía. Y que las humanidades se desprecian.
No siempre fue así. Hubo un tiempo en el que los mejores científicos fueron humanistas formidables. ¿Quién puede olvidar a Da Vinci?
Yo soy periodista, y desde hace unos años copywriter, creando contenido para las páginas web de emprendedores. Si no hiciera el esfuerzo de ponerme en la piel de las personas, captando su psicología, sus problemas, preocupaciones, anhelos, sueños y esperanzas no podría vender.
Ningún programa va a hacerlo.
La tecnología son herramientas, son el medio para reforzar nuestra creatividad y nuestra visión. La genialidad y la estrategia siempre serán humanas.
Diplomada en Magisterio
Así, el hombre cada vez se desconoce más a sí mismo, está perdido, no le encuentra sentido a su trabajo, a su entorno, a su vida y carece de un sistema de referencia o de valores que le ayude a retomar el camino. Ya no interesan los conocimientos y saberes universales (filosofía, historia, arte, antropología, ciencias sociales). Se rinde culto a lo material, medible y cuantificable, dando la espalda a la parte más abstracta e intangible (humanismo, espiritualidad, arte, creatividad, cooperación, socialización…).
Ahora el interés sobre el hombre no recae en ampliar su capacidad cognitiva, dirigente, evolutiva…para engrandecerlo y dignificarlo, sino en conocer hasta el más íntimo detalle de sus reacciones en relación al consumo. Se subvencionan y realizan experimentos, estudios científicos y se recogen hasta los más insospechados datos sobre su vida cotidiana (Big Data). TODO con exactitud matemática para cuadrarlo en la formula general empresarial como una de sus variables.
El humano, muy importante sí, pero a fin de cuentas ha dejado su humanidad en pos de ser un parámetro más dentro de un engranaje que lo supera y que lo manipula.
No interesa un ciudadano intelectual, culto, con pensamiento crítico y personalidad. Y mucho menos interés genera un ciudadano con problemas o por debajo del umbral de la pobreza que además de no poder gastar, supone un costo al Estado.
Esto puede explicar que los trabajadores sociales sobren, que los maestros cada vez estén menos reconocidos y la Educación desde la tierna infancia hasta la Superior sean moneda de cambio y un hazmerreír con programas premeditados convenientemente para crear individuos productivos, eficientes, pero muy, muy dóciles.
Lo peor de todo, es que creo que el hombre se da cuenta pero ni puede, ni sabe salir de la rueda de hamster en la que vive, y acaba buscando ayuda en la Psicología, coaching, meditación, citas y frases célebres, etc.
Amparado en las RRSS, está siendo ignorado y se siente inmerso en una terrible soledad, pese a que por naturaleza el hombre es un ser social.
Licenciado en Bellas Artes
Desde que comencé la carrera me di cuenta de todo el entramado político que hay en las facultades y de lo poco prácticas y versátiles que son de cara a una salida profesional, pero eso es otra historia. Los estudios me los tomé como un hobbie y aunque he hecho exposiciones y me he movido algo dentro del mundo del arte, nunca he tenido la intención de trabajar de ello. Por lo tanto no me puedo sentir defraudado por la respuesta del sistema a una carrera de humanidades.
Yo creo que los estudios superiores van íntimamente ligados al dinero o a la posibilidad de conseguirlo. No podemos negar que nos movemos en un entorno capitalista y que las carreras de ciencias están más enfocadas, por lo menos en teoría, a ese fin. No se pueden comparar los ingresos de un ingeniero o de un arquitecto con los de un filósofo o un trabajador social. Aunque también hay carreras de humanidades bien consideradas, como derecho, porque también pueden llegar a ser lucrativas.
Otro punto que creo que es fundamental es que las notas de corte de de la mayoría de las carreras de humanidades son muy bajas por la escasez de demanda y terminan siendo un cajón de sastre donde recalan muchos estudiantes sin vocación. Lo que conlleva una pérdida de prestigio.
En una sociedad utópica, los estudios superiores serían todos vocacionales y existirían posibilidades reales de incorporarse al mercando laboral en una actividad para la que se está preparado pero estamos a años luz de eso. Ya ni siquiera una carrera o un grado al uso te sirve casi de nada si no va acompañado de un máster o un postgrado de prestigio. Es triste, pero cierto.
Trabajadora Social
Abre tu mente
He vivido en el Reino Unido y allí mucha gente estudia cosas de humanidades. Incluso un buen número de personas estudian Teología, cosa que aquí se considera algo cercano al fenómeno extraterrestre.
Y trabajan. Y trabajan con contrato porque se aprecia lo que aportan. Y nadie les pone cara de asco. ¿Cuánto desempleo tienen allí en comparación con España? La respuesta es conocida por todos.
Me muevo en el mundillo de internet y hay mucha gente con estudios de humanidades. Y se les valora por lo que aportan como profesionales. ¿Por qué, entonces, el mundo offline sigue estando siglos atrás?
Yo lo tengo claro: hasta que no aprendamos a valorar todas las profesiones, no saldremos de esta tasa de desempleo que da vergüenza hasta en la galaxia vecina.
¿Cuál es tu opinión sobre este asunto? Si lo deseas, escríbela en la zona de comentarios.
Parafraseando a Carlos Girón, las ‘humanidades’ son el clavo ardiendo al que nos agarramos en épocas de crisis. Aunque la actual es más bien una época de estafa.
Una de las primeras medidas que ha tomado Trump es quitar la página en español de la Casa Blanca. La comunidad hispana tendrá ahora que organizarse mejor para que su voz llegue de otra manera.
Y del mismo modo, se puede hablar de otras actividades en las que las ‘humanidades’ son más necesarias que las ‘tecnologías’.
Tienes toda la razón, Jerby, pero a la gente no le da la gana de verlo. Y así solo salimos perdiendo.
Un abrazo 🙂
Creo que hay un aspecto de los licenciados en Humanidades que se suele pasar por alto, y es su capacidad de adaptación a trabajos y funciones muy distintas. Estamos acostumbrados a procesar y sintetizar gran cantidad de información, en ocasiones de ramas muy diferentes, y eso nos convierte en personas muy flexibles.
Por otra parte creo que hay un problema en la educación de Humanidades (al menos en España) y es que no se nos anima a buscar otras salidas, a explorar ramas profesionales diversas o a emprender.
Hola Ana,
estoy de acuerdo contigo. Lo del tema de las salidas profesionales que comentas es así para cualquier tipo de estudios. Pero en el caso de las Humanidades es mucho más importante que la gente tenga idea de qué salidas buscar y cómo explotar lo que sabes para montarte algo por tu cuenta, básicamente porque es más difícil encontrar un trabajo por cuenta ajena. Y no es cuestión de pegarte tiempo de esfuerzo estudiando para luego terminar y no saber por dónde tirar.
Gracias por comentar 🙂
¿Humanidades?
Pensar que yo me decidí por la música… (y si de humanidades dicen todo eso, mejor ni imagine lo que dicen de cualquier carrera artística…)
Por suerte, mis padres siempre me apoyaron porque es lo que me gusta, y no me importa “si no tiene salida laboral”, pienso que a veces esa salida laboral tiene que crearla uno y no depender tanto de lo que digan las masas.
Nada llena más que estudiar y trabajar de lo que se ama, sea lo que sea. Miro a aquellos que han estudiado algo que no les gusta sólo para tener un trabajo y veo que no son felices, que son víctimas de las circunstancias, creyendo que “es lo que hay”.
Prefiero vivir con poco, pero sonriendo, que “de 9 a 5 con un buen salario”, atrapada en una vida que no es para mí.
Hola Celeste,
tienes razón. La poca consideración hacia las humanidades se repite en el caso de carreras artísticas y es incluso peor. La mayor parte de la gente que conozco que ha estudiado música lo ha complementado también con otros estudios.
El problema de todo es que mucha gente no sabe crearse su propio empleo. No sabemos en qué somos buenos. No sabemos ofrecer una propuesta de valor. Y yo creo que eso es algo con lo que no se tendría que nacer. Tendríamos que poderlo aprender pero nadie nos lo enseña. Parece que se nos eduque para ser mediocres.
Muchas gracias por pasarte y comentar 🙂