Hace más o menos un año que escuchamos la frase «A relaxing cup of café con leche in Plaza Mayor» que Ana Botella, alcaldesa de Madrid, pronunció en su discurso del acto del Comité Olímpico Internacional. Me preguntaba quien asesoró a la alcaldesa para decir esta frase tan desafortunada. Fue un nativo, y en esta noticia lo manifiesta.

Después de mi vida en el Reino Unido, algo me chirrió en esto del café con leche y me empecé a preguntar cómo decir esto en inglés. Parecerá tonto, pero no me suena ninguna bebida que ellos conciban de la misma manera que aquí entendemos el café con leche. Lo más parecido a un café con leche que tomé alla, al menos en los bares, fue el “caffe latte“. En el país se consume café, cada vez más, pero no es lo típico original de ellos. Por lo que podido ver, la impresión que tuve es que el café en sus diferentes formas se ha hecho popular debido a la introducción en el país de las franquicias como son Costa, Nero y Starbucks, sobre todo. La elaboración de cafés se ha extendido a otros bares autóctonos, donde pidiendo un caffe latte, conseguirás algo bastante similar a un café con leche. También busqué por la red posibles traducciones y encontré varias conincidencias con mi manera de pensar.

Ana Botella pudo estar mal asesorada, pero es que no era fácil, y eso que se trataba de un simple café.

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Todo esto me llevó a reflexionar acerca de lo que sucede con los idiomas extranjeros en nuestro país para llegar a unas conclusiones quizá un poco distintas de lo que se suele decir sobre este tema. No voy a dar consejos acerca de cómo aprender un idioma. De eso ya hay mucho por ahí. Me voy a centrar en mis experiencias y reflexiones sobre el tema.

La manía de reirse de los demás

Somos así de simpáticos. Cuando estamos al lado de un español que habla un idioma extranjero el primer pensamiento es: “Qué mal habla”. Y si esa persona está en televisión, rápidamente se comenta con el de al lado en tono de burla. Es muy fácil ver la paja en el ojo ajeno. ¿Acaso nosotros lo haríamos mejor? La mayor parte de las veces, las personas que más critican son aquellas que no han hecho el más mínimo esfuerzo por aprender un idioma.

El sistema educativo no ayuda

Ni qué decir tiene que el sistema educativo tampoco ayuda. Ahora hay mucho “colegio bilingüe“, que como suele pasar, quieren que salga adelante a coste cero. Hay pocos colegios que cuenten con nativos, que es lo interesante para aprender. De todos modos, la basura actual es un poco menos basura que lo que tuvimos en mi generación. Fue la generación de la transición inglés-francés. Esto implicó en bastantes ocasiones que los profesores de francés se convirtieron en profesores de inglés. Así que ya podemos imaginar el inglés que aprendimos.

Por supuesto que aquí siempre tenemos excepciones y muchos profesores de idiomas españoles lo hacen estupendamente. Cuando iba al instituto había profesores de idiomas que se reían de los alumnos cuando no pronunciaban bien. Por fortuna, conozco actualmente varios profesores de idiomas jóvenes con una gran vocación para transmitir conocimientos y valores.

Lo que cuesta aprender un idioma

Acerca de lo que cuesta aprender un idioma, es muy difícil decir, cada persona es diferente. Voy a plasmar aquí las sensaciones que tuve “in situ”.

Lo que cuesta aprender un idioma es sinónimo de sudor y lágrimas, en general. Llegas allí y te puedes encontrar con un acento que no tiene nada que ver con lo que estabas acostumbrado. Lo primero que yo me encontré fue el acento de Liverpool. Me pregunté si eso era inglés o qué narices. Si conocéis ese acento y escucháis a The Beatles cantando, veréis que aunque son naturales de allí no cantan así. Eran tíos listos y sabían que con el acento de Liverpool no se vende un disco ni medio. 

Más dificultades añadidas es el tenerte que ver en situaciones de la vida misma, que no tienen nada que ver con lo que nos han contado en las clases. Incluso posiblemente en España, al ser españoles, no nos hayamos visto en ciertas tesituras. ¿Qué te puedes encontrar a la hora de comenzar tu vida en otro idioma?

– Busca piso: Por teléfono, agencias inmibiliarias, etc.

– Contrata todo lo que necesario para poder vivir allí: agua, electricidad, gas, todo esto por teléfono.

– Ponte a buscar trabajo: cartas, currículum, entrevistas.

– Si es un país no anglosajón, inscríbete en el ayuntamiento.

– Puedes necesitar ir al médico y explicarle tus síntomas. Os lo dice alguien a quien le ha tocado embarazo, parto, seguimiento y urgencias con el rey de la casa.

Como he dicho, puede suceder que tengas que hacer todo esto y no entiendas ni torta, con lo que el sudor y las lágrimas inundarán tu cara los primeros días.

La importancia de la pronunciación correcta

El chaval que pronuncia bien es blanco de todas las burlas. El pedante. A ese le entenderán cuando salga de España.

El inglés es un idioma con bastantes irregularidades en la pronunciación que muchas veces no se tienen en cuenta.

Consejo: Si te sale una palabra que no conoces y puedes consultar cómo se pronuncia, hazlo antes de meter la pezuña hasta el núcleo de la tierra.

Conozco un caso real de unos españoles que fueron a urgencias por un ataque de gota, que en inglés se escribe “gout”. Pero ellos la pronunciaron de la misma manera que “goat”, que significa cabra. Pasaron del “ataque de gota” al “ataque de cabra”.

Hasta aquí ha llegado mi aportación de hoy, sabéis que los comentarios está ahí para añadir vuestra aportación. Cuando estaba en el Reino Unido, los españoles solíamos pensar que los hispanohablantes de América venían con mejor nivel de inglés que nosotros. Por eso me gustaría lanzar el guante a los hispanohablantes de América. ¿Cómo os véis vosotros en lenguas extranjeras?

Gracias por llegar hasta aquí y participar 🙂